La absorción es una técnica tan antigua como la compresión. En 1860, Ferdinand Carré construyó la primera máquina de absorción. Desde entonces, la absorción se ha empleado con éxito con diversos grados de uso, dependiendo de las tendencias de cada país.
El equipo de absorción puede considerarse como la alternativa más ecológica al aire acondicionado y otras utilidades donde se necesita refrigeración, ya que no usan CFC o HCFC y además pueden usar gas natural como su fuente de energía primaria.
Los equilibrios termodinámicos críticos que necesita la absorción para su funcionamiento, así como los bajos rendimientos obtenidos, hicieron que su uso práctico fuera problemático. Sin embargo, la tecnología, tanto en diseño como en materiales y elementos de control, ha revolucionado tanto que hoy en día existe una amplia gama de equipos de alta confiabilidad y eficiencia energética superiores a sus predecesores.
Hace unos años, los fabricantes introdujeron equipos de doble etapa de llama directa (también conocido como efecto doble) capaces de suministrar agua fría a la temperatura estándar del aire acondicionado (7-12ºC). Esto abre un amplio campo de aplicación para todas aquellas aplicaciones donde se requiere la producción de agua fría para aire acondicionado. El equipo de llama directa puede tener un ciclo de calentamiento para proporcionar agua caliente en invierno.
La flexibilidad de alimentación (agua caliente, vapor o llama directa) lo hace adecuado para diferentes tipos de uso, o puede mejorar otras formas de eficiencia energética, como la cogeneración.
En muchos países, la absorción se ha utilizado principalmente en procesos industriales donde hay calor residual al mismo tiempo que se requiere enfriamiento. Otro campo de aplicación son los refrigeradores domésticos de queroseno o GLP para lugares sin electricidad.