El objetivo de la utilización de nitrógeno pasante durante el proceso de soldadura es
evitar la oxidación interna del tubo. La oxidación se produce en función de la presencia de oxígeno en contacto con la pared del tubo cuando se calienta. La acción solvente del refrigerante quita la acumulación de óxido de carbono de las paredes del tubo y lleva este residuo consigo por el sistema, pudiendo provocar obstrucciones o dañar componentes vitales del compresor.
Con el paso del nitrógeno (gas inerte) el aire contenido en la tubería será removido, luego no habrá oxígeno cuando el calor sea aplicado y, consecuentemente, no ocurrirá la oxidación. Antes de iniciar la soldadura, se recomienda aplicar nitrógeno en uno de los extremos del tubo y cerciorarse de que el mismo está saliendo en la otra.
Durante la soldadura, la presión de nitrógeno en el interior del tubo no debe ser elevada (como máximo 3 psig) y, una vez concluida, es necesario mantener el flujo de nitrógeno hasta que la pared del tubo se enfríe y no existe la posibilidad de oxidación (por menos 1 minuto).