Amonia es una sustancia tóxica y por eso, en todo el mundo, existe una
resistencia hasta de órganos fiscalizadores en permitir su utilización en cualquier
aplicación sin limitaciones. Los términos "Análisis de Riesgos" y "Gestión de Riesgos"
han salido de las instalaciones de procesos químicos pasan a ser elementos considerables en
un proyecto de un sistema de refrigeración. Sin embargo, el desconocimiento por parte
de los fiscalizadores y también por parte de los usuarios, instaladores y proyectistas, puede
generar grandes dificultades en la implantación de un proyecto con amoníaco.
Por lo tanto, antes de cualquier conclusión acerca del riesgo de una instalación con
el amoníaco, es necesario mencionar algunos hechos:
• Una instalación de refrigeración no está formada por un solo componente o
contenedor, pero varios componentes interconectados, con una serie de bloqueos
(válvulas de servicio, válvulas solenoides, válvulas de expansión, válvulas de
retención, ajustes del compresor, etc.) que se hace físicamente imposible la pérdida
el total de su carga con ocasión de alguna fuga - en el peor de los casos,
sólo se pierden entre el 20 y el 30%.
• Una instalación de refrigeración no es:
- Un sistema de almacenamiento a gran escala en un recipiente.
- Una forma de transporte de la sustancia amoníaco.
- Industria de procesamiento de amoníaco.
• Una vez que el amoníaco se utiliza más ampliamente en la refrigeración que en
cualquier otra área industrial, los sistemas de refrigeración deben
considerado. La mayoría de las referencias y escenarios negativos que involucran amoníaco
presenta accidentes que no se relacionan con sistemas de refrigeración, pero sí
en otras aplicaciones. Históricamente, a pesar del gran número de sistemas de
refrigeración con amoníaco, el número de accidentes ocurridos con los mismos y su
La gravedad ha sido mínima.
• Otro grave error es comparar el amoníaco a otros elementos químicos como el dióxido
de azufre o cloro. Estos tres gases normalmente condensados son muy comunes
pero tienen diversas características. El dióxido de azufre y el cloro son más pesados
que el aire y tienen un nivel de calor latente mucho más bajo para una misma
masa (diferencial de entalpía de condensación / evaporación). El amoníaco, por el otro
lado, es más ligero que el aire y tiene un nivel de calor latente más alto, lo que facilita
el manejo con respecto a los otros dos.
• Para el análisis del riesgo de una instalación, es necesario utilizar datos estadísticos
sobre probabilidades de fallas en equipos y operaciones, teniendo como
referencia los sistemas de refrigeración y no datos relativos a un proceso
químico, pues en este caso la evaluación de riesgo será incorrecta. La consecuencia
será la determinación de prioridades equivocadas, o incluso la imposibilidad de
diseñar sistemas más seguros.