Los primeros refrigeradores con hielo natural, a principios del siglo XIX.

Dichos dispositivos consistían simplemente en un contenedor, casi siempre aislado por medio de tablas de corcho, en el que se colocaban piedras de hielo y alimentos para conservar. La fusión del hielo absorbió parte del calor de los alimentos y redujo considerablemente la temperatura dentro del refrigerador.